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domingo, 2 de marzo de 2014

La otra cara de Loma Miranda

Loma Miranda es una extremidad de la Cordillera Central, quien a su vez es la columna vertebral de la República Dominicana y la Isla La Española.
Justamente en su cintura y en el medio de la cuenca Yuna (bautizada como Yuna – Camú por nuestros aborígenes), la segunda más grande pero la que capta más humedad del territorio nacional, se levanta tímidamente esta montaña, con una inmensa alfombra de coníferas al lomo y escurriendo agua en forma de arcoíris (Valle de Bonao y Valle de La Vega Real).
Desde el punto de vista político – territorial, Loma Miranda se encuentra en la frontera entre las provincias de Monseñor Nouel y Concepción de la Vega, donde los municipios de Jima y La Vega se dan las manos.
Esta montaña está separada unos 17 kilómetros de La Vega y apenas unos 7 kilómetros de Jima; siendo Sabana del Puerto y Manaclitas sus dos asentamientos humanos más importantes. El primero está en su pie de monte y el otro en su cima.
El desarrollo minero del país debe ser responsable con el medioambiente y que tal como establece el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la deficiencia en el estudio del impacto ambiental de la compañía minera Falconbridge, que pretende explotar el área, “no responde a las exigencias ambientales y sociales”.
Diversidad Biológica
Esta formación orográfica (Loma Miranda), es el extremo septentrional del “Continuo Ecológico” o “Corredor Biológico” que va de Norte a Sur, desde La Vega (Miranda – Casabito) hasta Baní (La Barbacoa – La Tachuela), pasando por Bonao (La Calentura – El Pichón), Villa Altagracia (La Humeadora – Los Botados) y San Cristóbal (Muchagua – El Manaclar), con una extraordinaria riqueza de plantas y animales endémicos o autóctonos y con diferentes grados de amenazas.
Se trata de la segunda subregión con mayor nivel de endemismo del territorio nacional, siendo superada solamente por la Sierra de Bahoruco, la principal mina de vida de la República Dominicana. En este corredor cordillerano se han identificado hasta el presente, unas 423 especies botánicas endémicas y 62 animales que han evolucionado en la cima de estas montañas.
Otros estudios más puntuales indican que La flora vascular del área de estudio está compuesta por 410 especies de Espermatofitas, las cuales corresponden a 316 géneros en 98 familias, y las Pteridofitas (helechos y aliados) son 34 especies, para un total de 444 especies correspondientes a 316 géneros.
La Academia de Ciencias consideró recientemente como una insensatez ambiental los planes de algunos sectores ligados al Gobierno permitir en Loma Miranda la explotación minera a cielo abierto como pretende la empresa Xstrata Nickel.
Otros ambientalistas enfatizan que con dicha acción se repetiría la impronta de desolación desplegada por esta empresa en los cuatro yacimientos que ha explotado en las lomas Peguera, El Verde, Ortega y Pontón.
En ese sentido, la entidad recomendó que este importante sistema sea declarado “Parque Nacional”, a fin de preservar su potencial para generar más servicios ambientales y mayores riquezas para el país y todos los dominicanos.
La Academia expresó que la Loma Miranda atesora riquezas naturales en los campos de la biodiversidad, la producción de agua, valores paisajísticos y potencial recreativo.
Loma Miranda es una mina de agua cuyos beneficios se reflejan en la producción agrícola del Valle de la Vega Real y el suministro de agua a cinco provincias (La Vega, Monseñor Nouel, Sánchez Ramírez, Duarte y Hermanas Mirabal), donde más de veinte poblados requieren diariamente de este líquido vital para su supervivencia, salud, bienestar y labrar su desarrollo.
Precisó que 40 años es tiempo más que suficiente para observar la conducta y los incumplimientos de una empresa que, por lo que se puede apreciar, dedica apenas una porción mínima de los recursos generados con el beneficiado del níquel y metales asociados, para remediar los impactos causados.
Citó como ejemplo la loma La Peguera, donde dijo los intentos por reverdecer los espacios desolados, no se aproximan ni a una cuarta parte de la extensión superficial intervenida.
La Falconbridge requiere una auditoría ambiental que refleje claramente ante el país, su capacidad para saldar el pasivo ambiental acumulado durante los 40 años.

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